domingo, 26 de diciembre de 2010

Ellos, seres viajantes de la vida, inexperimentados en la nutrición mutua de la especie. Especie en extinción. El ser humano tan racional se olvida de beber sangre del alma y sólo absorbe polvo de palabras frías, inexactas o exactas para la ciencia que se las lleva el viento y nada queda dentro del espíritu. Ella, inexperimentada y tan distinta a él. Insegura y estructurada, un mundo distinto al suyo. La aventura los unió para que aprendan y se alimenten como seres salvajes del pedazo de carne que a uno le faltaba del otro.

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